Como las nubes que exhalan exhaustos cañones
en cantos de bronces, mi alma se yergue a su deseo,
igual que los pájaros de insuflados corazones
persiguen a mi destino tristemente su fatal apogeo
¡Recuerdos de sol! ¡Recuerdos! ¡Recuerdos de sol!
a lo lejos, un rabioso ópalo ilumina en carros de fuego,
una pira funeraria extinta arde su quejumbroso arrebol
y en las negras cenizas el calor de una fría estrella ruego
Inoportuna y dulce noche en su desasosiego,
a mis ojos que embrujados exprimen las brumas
en los noctámbulos y delicados placeres del cielo.
A mi cabeza que de negros sueños abrumas,
igual que la búsqueda torpe de un ciego
mirando las estrellas sin consuelo.