dicen los isleños
que hace mucho tiempo
aquí enfrente nomás
/casi en el patio de mi casa/
el Paraná arrugó su lomo
cuando un buque petrolero
impactó contra una barcaza
un banco de arena
hábilmente agazapado bajo las aguas cenagosas
había detenido el trajinar herrumbroso
de la barcaza «Plaza Libertad»
la barcaza clavó la quilla en la arena
y se recostó de babor
bajo la oscuridad de una noche sin luna
y a la vista de unas pocas estrellas
un buque petrolero
/tres veces el tamaño de la barcaza/
apareció de pronto por estribor
y le hincó los dientes en su casco
dicen los isleños
que la barcaza se retorció de dolor
soltando un largo lamento
de remaches viejos
los mástiles temblaron bajo el cielo
dormido y opaco
el capitán y los tripulantes salvaron el prestigio
arrojándose al río
dicen los isleños
que la barcaza suspiró
momentos antes de hundirse
momentos antes de desaparecer bajo las aguas lentas
del remanso
allí cavó su tumba en la arena
allí mordió el polvo
como un gladiador romano herido de muerte
dicen los isleños
que después el río arrojó su espuma
y sus remolinos
sobre la barcaza
se abrazó a su casco partido como queriendo abrigarlo
con el tiempo
/sobre la tumba aún caliente del naufragio/
el limo encontró su lugar en el mundo:
removió los huesos retorcidos y oxidados
de la barcaza
y se asentó en el casco
a salvo de las correntadas
dicen los isleños
que un día
los mástiles volvieron a emerger
/erectos y firmes como un par de falos/
de las turbias aguas del río
allí donde antes solo había arena y soledad
/donde las iguanas asoleaban la pereza los días de calor/
ahora aparecieron los sauces
que estiraron sus raíces
en las entrañas firmes de una isla nueva
allí donde antes solo había agua y soledad
ahora aparecieron los espinillos
que minaron el terreno
con sus esquirlas filosas
dicen los isleños
que en las copas verdes que desplegó el ceibo
anidan las alas migratorias de un ave
que cada verano llega desde Canadá
a beber la sangre dulce
de sus flores
cada tanto
dicen los isleños
cuando aflojan las lluvias
el Paraná se repliega y se ausenta una temporada
entonces asoman sus crestas
los mástiles de la barcaza
como recordando que una muerte
/por cierto tan horrorosa/
originó tanta vida