Cuando usted regala un Feliz Cumpleaños, debe ser lo suficientemente cuidadoso de no adelantarse a la fecha, mucho más que cuando se le pasa de largo la salutación en el día preciso del acontecimiento. Todos saben que un saludo anticipado es de muy mal agüero, además de condenar al falso cumpleañero a aceptar un Feliz Cumpleaños que no le corresponde o a rechazar un regalo poniéndolo en descortesía, y eso, queda muy mal visto por los verdaderos festejados que ven arruinado su protagonismo.
Existe gente para quienes los aniversarios de sus nacimientos no son un día de felicidad, sino el recordatorio de la crueldad del tiempo que transcurre por sobre su carne, eso es porque se olvidan que un año más los puede hacer más sabios, y eso, trasciende las arrugas y las carnes flojas. En estos casos, el Feliz Cumpleaños se regala adentro de un libro de Gibrán, y se entrega envuelto en pañales de algodón perfumados con almizcle.
Pero como siempre sucede, cuando usted conoce la fecha aproximada en que alguien recuerda su nacimiento con alegría y no el día preciso en que sucedió el acontecimiento años atrás, es conveniente que emita un fervoroso Feliz Cumpleaños y lo coloque dentro de una cajita forrada de seda color ámbar, a modo de estuche, y ponga una bolita de naftalina junto con el deseo; -tenga cuidado de que la tapa quede bien sellada, que no sobresalga ningún sonido al cerrarla-, no es cuestión que éste, ande dando vueltas en la red, en el aire, en el universo tal vez, perdido, con el peligro de que pueda ser encontrado por un cumpleañero ajeno que se lo apropie. Con dicho paquete, entonces, nadie se arriesga a un mal augurio por anticiparse ya que el mismo homenajeado se encargará de abrirlo en el momento adecuado y usted no tendrá que aceptar una devolución, con el disgusto que esto implica una vez que uno ha entregado un presente, desde el pasado, sin pasarse de la fecha.