FRENTE AL ENEMIGO

Israel, centro neurálgico del mundo, ojo de la tormenta de Medio Oriente, tierra de promesas divinas, juego de misiles y guerras descarnadas, clama con voz humana en el desierto que la rodea, una autoridad cuyo grito es callado por el silbido de la muerte.

El primer ministro trabaja por la paz, una paz cuyo escollo es la paz de otro pueblo, Palestina. Tierras ocupadas, tierras deseadas y reclamadas…

Ambos se sumergen en conversaciones, en tanto en el terreno quebrado se siembra la miseria y el sueño se aleja de los seres vivos, cuya lucha es real.

Acuerdos, tratados, convenios, papeles blanquísimos en escritorios lustrados, promesas impecables en ambientes frescos, teléfonos rojos de timbre tranquilo, bebidas heladas junto a sonrisas heladas, uniformes sin arrugas, togas sin manchas…

Netán tapó sus ojos lastimados por el calor del mediodía que se derramaba implacable sobre la arena dura del desierto, la lengua se le pegó al paladar seco; miró sus manos cuarteadas, las extremidades de un animal rastrero.

Escuchó el informe sin moverse, sólo el palpitar de uno de sus párpados, con movimiento involuntario, era su manifestación de vida. Su cerebro se encontraba paralizado mientras la radio escupía: …”la retirada de las tropas israelíes se  postergaría quince meses, hasta llegar al fin de las negociaciones sobre la incorporación del porcentaje adicional del territorio de Cisjordania”…

Una visión regresó tantas veces para molestarlo, Balaia tenía ahora cuatro años, con rapidez calculó cuánto más faltaría para regresar a su hogar, cuánto más sin el roce tibio de Kiara, cuánto más sin agua…

Sus piernas sostuvieron su cuerpo caliente, sus hombros soltaron el arma que cayó sin ruido sobre la arena. Caminó como un fantasma, sin que sus compañeros lo notaran, ya nadie recordaba quién había muerto…

Los observó tan cerca, que en el sopor de su mente, una luz de alarma sonó, pero durmió cautiva en la cárcel del cansancio.

Siguió su marcha hacia la ultrajada frontera.

Los escuchó gritar, conocía el dialecto, reconoció cada una de sus palabras.

Apenas sintió un golpe, luego dos, tres más, sólo eso; golpes blandos que irrumpían en su carne.

Su cabeza se rompió de dolor y violencia cuando un último rostro llegó a él desde lejos en el tiempo.

Era el enemigo…un hermano israelí.

 

Acerca de Patricia Bottale

Profesora de Historia. Investigadora área de historia y literatura de la Universidad Católica de Rosario. Escritora: ensayos, antologías, narrativa y poesía. Colaboradora de revistas nacionales e internacionales. Directora de los talleres literarios de escritura en la librería El Ateneo, en el espacio de diseño y cultura“Si supieras, vida mía” y en Sancor Seguros, Broker del Boulevard. Responsable de los micros de literatura de los programas de radio y TV. Escritora de prólogos y correctora de libros. Cursos de Redacción Bolsa de Comercio, Fundación Libertad, Colegio de Escribanos (Rosario y BsAs), y Taller Literario en Patio Bullrich BsAs. Su último libro fue prologado por el escritor Marcos Aguinis, y es autora de la obra “Un lugar para Francisco”, Gala del Bicentenario.
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