El tipo se acerca a ella, casi de la misma forma en que se acerca a los demás. ¿Por qué digo casi?
Ella se comporta como siempre, como es, como todo el mundo espera que se comporte. ¿Por qué él la ve distinta? Se le ocurre esa noche pensar –como pensó otras veces- que lo ideal no necesariamente es utópico. Se le ocurre darse cuenta de que lo que espera está ahí, al alcance de la mano. Es real. Existe.
Se comporta como siempre. El tipo es alguien predecible. No saldrá del esquema jamás, ni se tirará nunca en una pileta que no tiene agua. Pero no puede evitar la atracción. Le resulta imposible desentenderse de ella. Se siente movilizado… No se perdona ser como es pero se siente satisfecho de serlo.
Ella vale más que todo. Es la pieza que falta en el rompecabezas que él arma. Ella armó su rompecabezas hace tiempo, sin esperar ninguna ficha. Él se siente decepcionado, desahuciado, y hasta se lamenta de lo que se enorgullece…
Ella se muestra civil, correcta; mientras se atreve a jugar con el límite que él mismo fija. Confían ambos en que ninguno lo transgrede y continúan así, en un anonimato de hasta hoy, a partir de hoy y siempre.
De a ratos la observa. Su sonrisa…, su mirada perdida en un punto… Se muestra cansada, encantadoramente vulnerable, inconcientemente sugestiva.
Más tarde cobra vitalidad. Se vuelve dinámica, imponente… El contexto festivo la estimula, trasluce su encanto. Su danza se mezcla entre la del resto. Solo él la percibe distinta. La extrae de lo mundano, la secuestra para sí mismo cada vez que aprecia sus movimientos… su cuerpo.
Es tarde. Ella decide irse sin reflexionar en lo que pasó.
¿Realmente algo pasó? El prefiere pensar que sí, su situación se lo sugiere mientras que ella ni siquiera considera considerarlo. -Quizás en otra vida- piensa, viciado por costumbres de cajón a las que nunca se acostumbra. -No existe la otra vida así que nunca existirá esto- se responde retóricamente.
Ella se aleja, ajena a todo lo que sucedió, satisfecha de lo que la espera. Él finge ser cortés y la despide, finge una felicidad que no conoce. Finge vivir, eso es lo que lo mantiene vivo.
Vuelven cada uno a su casa.
Ahora él escoge morir, como muere todas las noches.
Ella agradece vivir, vivir una vida que al menos no la decepciona…
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muy bien compaginado tu relato, una descripción vívida llena de sentimientos y anhelos, mis felicitaciones, un abrazo santafesino !
Muy bueno
Aplaudo a los que inauguran lugares nuevos para narrar.
Un ralto distante y nuboso. Una crónica ajena de algo que nunca existió.
El.
distancia
Ella.
Vidas
enfrente
Muertes
Sip!
…ella te espera en su círculo de fuego y se sacude el reto con indiferencia…
Muy buena narración. Resulta, en cierto punto, simbiótica.
Me quedo con una frase que me pareció interesante: «lo ideal no necesariamente es utópico» y agrego que yo también, como «él» que también muchas veces pensé lo mismo.
¡Éxitos!
Phenomenal breakdown of the topic, you solhud write for me too!