IN ITINERE

Enlutada, núbil, fatigada, asciende.
Grácil su lengua lame, alienta los cristales.
Súbitamente, un pañuelo floreado brota,
pronuncia los pechos que principian.
Falsas aguamarinas aclaman sus fresas.
Desnuda el strass una oreja.
Etéreo, su índice pincela el labial bordó,
encarna las mejillas.
Ocultos mohines
incipientes escapan desde sus entrañas,
moderándose entre los dientes.
Ojos verdes dialogando indecentes
con la miniatura del lunar
vecino al filtrum,
reclinado en su piel terra cotta.
Travesía instantánea,
descubrimiento y resplandor,
esquina donde él aguarda
desvelado junto a la ochava,
sonriente,
no para sí, sino para ella,
como si cosquilleara su corazón al palpitar.

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